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mathieu bonardet
campo de batalla
carlos iván hernández & miriam salado
love r s laura elena garduño
al borde de las serpientes y de las flores
tizate


04.09. — 11.10.21
centro histórico, cdmx

          
proyecto
Tizate


Al borde de las serpientes y las flores es el título del primer proyecto curatorial de TIZATE, una plataforma cuya intención es recuperar objetos culturales y relatos en torno al barro figurativo de Metepec, en el Estado de México. Es también el significado de Coaxustenco, nombre del barrio donde residen los alfareros que lo han vuelto famoso.

Existen evidencias de que Metepec produce piezas de barro al menos desde el período Clásico (200-900 d. C.). Durante siglos, la comunidad ha fabricado loza para uso doméstico que es demandada tanto en el pueblo como en otras localidades en el centro del país. No obstante, fue la alfarería escultórica la que a principios del siglo pasado posicionó a este lugar como un punto de referencia para la configuración del repertorio oficialista que formó parte de “lo mexicano”.



caballito de colores, s.f.
BARRO PINTADO

caballito negro, s.f.
barro y greta



Gerardo Murillo “Dr. Atl” fue el primero en describir el aspecto y habitantes del barrio de Coaxustenco. En 1921 visitó la zona con motivo de la redacción del catálogo para la Exposición Nacional de Arte Popular. El evento, que en su acervo incluyó piezas utilitarias y decorativas fabricadas en Metepec, fue clave para la consolidación de la ideología que definió al México posrevolucionario. 

A mediados de los años veinte lo secundó Diego Rivera, quien visitó el Valle de Toluca con frecuencia para adquirir artefactos que posteriormente circuló entre los artistas e intelectuales de la capital, como Juan O’Gorman , Aurora Reyes, Olga Costa y Miguel Covarrubias. Fue gracias a él que se estandarizó la técnica de pigmentación de estas piezas, las cuales eran coloreadas con tinturas conocidas como anilinas. Rivera también se encargó de construir la narrativa en torno a Tito Reyes y Modesta Fernández Mata, artesanos a quienes les tuvo un gran aprecio. En 1940, el pintor los retrató modelando animales y figuras similares a las de esta exhibición en uno de los paneles del mural Unidad Panamericana (1940), ubicado en el City College of San Francisco.



investigación de archivos


La valorización de los lenguajes plásticos producidos en Metepec se diluyó a partir de la segunda mitad del siglo XX, conforme el Estado institucionalizó la separación entre las artes “cultas” y “populares”. Asimismo, el paisaje rural y modos de vida que caracterizaron a su territorio se interrumpieron con la transformación de la cuenca del Alto Lerma en un corredor industrial. Paralelamente, la urbanización del campo, la profesionalización de los artesanos, el cambio en el gusto de los compradores y la introducción de nuevas mercancías a precios más baratos, motivaron a que varios autores abandonaran sus repertorios tradicionales en busca de mercancías u oficios mejor remunerados.


Esta muestra evidencia la voluntad colectiva que surgió en 2020, durante los meses más severos de la pandemia, para traer a estos imaginarios de vuelta. Se trata de obras antiguas o inéditas que no se habían realizado en décadas, y que son reunidas por primera vez bajo un mismo espacio. Son representaciones de la fauna nativa y fantástica que distinguió a Metepec hasta hace muy poco, y que en conjunto establecen un diálogo entre los autores y sus ancestros. Por otro lado, las instalaciones de NIXXXON son un escenario idóneo para ejercer esta aproximación. Al igual que los objetos en cuestión, su arquitectura fue ejecutada en un momento marcado por la búsqueda de una identidad colectiva.




buey de colores, s.f.
barro y oPACO


En septiembre de 2021 se cumplen cien años desde que las ollas, jarras y alcancías metepequenses se exhibieran por primera vez como piezas de arte. Resulta pertinente difundirlas en este momento, no para legitimar a grupos de poder y promover una propaganda nacionalista como sucedió en su contexto inicial, sino para detonar nuevas apreciaciones sobre una región relegada y sacar del anonimato a los autores que las posibilitaron y preservaron. Por su factura manual, cada obra concentra particularidades que les conceden una cualidad única.


Las obras seleccionadas fungen como la materialización de una tierra y una sociedad que fueron marginadas tras su integración a la economía de mercado. A pesar de la contaminación de sus ríos, la explotación de sus recursos, la privatización de sus tierras de cultivo, la aculturación y del desdén proveniente del exterior, estos juguetes se posicionan hoy como una pulsión creativa que sigue inspirando. Son en suma un acto de resistencia.




fotos de visitas



curaduría y texto
Fernando Pichardo

coordinación
Hernán A. Cortés




ciudad de méxico 
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