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_{por orden de aparición}

relatos de hueso estdio hermanos ruiz
salón acme alan sierrarupestre adonai colorado
¿fueron tus lágrimas o las mías? laura elena garduño
bioma roxo
conjunto desconocido uriel márquez
reprise mathieu bonardet
campo de batalla carlos iván hernández & miriam saladolove r s laura elena garduño

cocktail berke gold
el verano ha muerto... [exposición colectiva]
años sin intereses santiago muedano
aquí nomás elizabeth calzado
canciones para princesas muertas cremance
apetito de espacio sofía ortíz
hipernormal carlos lara
los ciegos hacen caras... eric muñoz
trastorno de duelo prolongado magdalena petroni
huevvo, marfil y alabastro héctor jiménez castillo
como renuncia a ser flor... mariana paniagua

música iván krassoievitch & santiago tacceti
veneno para las hadas... lic. sniffany garnier odio & roger muñoz

apetito de espacio

sofía ortíz

25.03. — 29.04.23

col. cuauhtémoc, cdmx

^artista
Sofía Ortíz

Sofía empezó a trabajar en estas piezas en el 2019, justo antes de que estallara la pandemia. Lo primero fue lo más grande, la explosión de plantas sobre el Periférico. Todo empezó con unas manchas, que ahora funcionan como sustrato, como magma informe del que se desprende algo específico. Dudo si Sofía empezó a trabajar con las plantas o las plantas empezaron a trabajar a Sofía.

Caminamos por la calle sin pensar en la fuerza de las raíces que se mueven silenciosas bajo las capas de hormigón. Navegamos los carriles rápidos del Periférico obviando la existencia de los jardines verticales. Muchos ahora ya son cementerios. Las ideas que plantean que la naturaleza es tal o cual cosa han cambiado a lo largo de la historia, sí, pero por alguna extraña razón los gobiernos insisten en abandonar a su suerte parterres en medio de autopistas, en tapizar columnas con plantas, no importa cuales, con tal de que se vea verde. Porque verde equivale a naturaleza y naturaleza equivale a ¿vida? ¿esperanza? ¿dios? ¿trascendencia? ¿prosperidad?

cuerpo sensible
sofía ortíz, 2023
76 x 56 cm
acuarela sobre papel

margarita melindrosa
sofía ortíz, 2023
76 x 56 cm
acuarela sobre papel

¿Qué buscamos en las plantas cuando buscamos que las plantas nos acompañen? ¿Admirar la resiliencia del crecimiento silencioso? ¿Delirar con la fantasía de un mundo desconocido pero cercano? ¿Tener más O2? ¿Simplemente decorar? Y decorar...¿qué es? la palabra viene de decoro y también de decencia, es decir que cuando decoramos, queremos probar que somos decentes, que nuestro comportamiento es adecuado. Adornamos, embellecemos con las plantas nuestros entornos. También dan signos de sanidad. Una persona con plantas en su casa es una persona que puede cuidar algo. Las usamos. Las criamos, las vendemos, las traficamos. Lo hemos hecho por siglos. Las necesitamos más de lo que ellas nos necesitan a nosotras.

Para ponerme en sintonía con la florecida mente de Sofía me acordé de Maeterlinck y su afición por la unión entre la poesía y la ciencia. Él solía cambiar términos como “estrategia adaptativa” por “las razones de la flor” o “invenciones curiosas del genio de la flor”. Pero sobre todo hablaba del “apetito de espacio” que tienen las plantas y cómo, en base a eso, se las arreglan para medrar. Y esto me hace pensar en cómo Sofía retrata ese movimiento.

apetito de espacio
sofía ortíz, 2019
184 x 140 cm
acuarela sobre papel

Primero como un Big Bang entre los pilares del Boulevard Adolfo López Mateos. Después, es como si quisiera registrar todos los comportamientos: el botecito Alpura, la cubeta Comex, el recipiente de yoghurt Bio, todos portando especímenes distintos en situaciones de emergencia, como llega una espada de san jorge a una cubeta de Comex, es para que no muera, es para regalar, es para darle una superficie en la cual pueda desarrollarse y vivir un poco más. ¿Hacemos esto porque la planta nos lo pide? ¿Porque quiere vivir? La comunicación también puede ser fallida, como cuando pasamos por una tienda de plantas y macetas y vemos un árbol de hule en una maceta pequeña con una cara moldeada. ¿Un exceso de humanidad? Casualmente esta estética nunca falta en las zonas de más gentrificación.

morris
sofía ortíz, 2019
35 x 25 cm
acuarela sobre papel

quedito crece
sofía ortíz, 2019
76 x 56 cm
acuarela sobre papel

También dentro de las pinturas encontramos otras formas de preservar o dejar florecer las plantas: la herrería con sus pétalos forjados, una pintura de Poussin a posta representada de manera impresionista, un patrón muy William Morris mediado por unas persianas americanas. Unos tallos largos, como de agapanto, asomándose de una bolsa de basura brillante. Una imágen fúnebre. ¿En qué momento una planta se convierte en basura?

Ahora camino por la calle pensando en todo esto. Observando cómo el apetito de espacio organiza la hierba para que surja entre las baldosas y encuentre su camino por entre las antiguas piedras que forman iglesias. Camino y me encuentro con un edificio de Regis Pigeon y pienso en el movimiento “Arts and Crafts” del cual William Morris fue impulsor. No veo en Sofía una intención moralista con sus pinturas, pero si veo una revelación detallada y la documentación de un proceso cotidiano de convivencia con la naturaleza. La veo a ella, tratando de entender esta relación a través de una técnica por momentos melindrosa, excedida en detalles, en imágenes sueltas que trabajan solas para componer algo más grande.

texto de sala

El panteísmo pagano dice que la inteligencia de los humanos es solamente una expresión más de un sistema enorme de inteligencias. Sofía pinta su camino hacia el interior de ese sistema, funciona como una portadora de semillas. Eriofilia se dice cuando una semilla es cargada por otra especie para su reproducción. Como los abrojos en el pelo de las ovejas. O los dientes de león enganchados en los suéteres invernales.

^{texto de sala}
Catalina Berarducci

^curaduría
Hernán A. Cortés

^{diseño editorial}
Romain Roy-Pinot

_{ciudad de méxico}

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